viernes, 4 de julio de 2008

¿Como hacer para fabricar cosas tan pequeñas que no se ven? (Parte 2)



Fotolitografía
Alrededor de 200 años atrás, Alois Senefelder inventó la litografía como un método para imprimir en papel. El usaba una sustancia aceitosa para cubrir las áreas en las cuales no deseaba que la tinta se adhiera. La sustancia aceitosa rechazaba la tinta. Pero, ¿qué tiene que ver esto con la fabricación de los chips de computadoras? Los chips de computadoras son fabricados usando fotolitografía. Este proceso en lugar de tinta utiliza luz para dibujar. Lo primero que necesitas es un sustrato, que es aquello donde se dibujará. El sustrato se cubre con una sustancia! química llamada fotoresina. Hay una cantidad de sustancias químicas pueden actuar como fotoresinas, muchas de ellas son polímetros. Las fotoresinas cambian cuando están expuestas a la luz porque sus moléculas se entrelazan, haciendo que no sean fácilmente removidas en el proceso de revelado o lavado (explicado más abajo). Ahora estamos listos para dibujar. Para crear el diseño sobre el sustrato necesitamos una máscara que posea el patrón de tal diseño. Si irradiamos luz a través de esta máscara, la luz solo pasará por aquellas áreas transparentes de la máscara e il! uminará el sustrato. Para entender esto piensa en lo que pasa cuando p royectas sombras en la pared con tus manos. Finalmente, se necesitará el uso de otros productos químicos para revelar el patrón creado sobre la fotoresina, estos productos químicos removerán la fotoresina que fue iluminada con luz y, de esta forma, obtenemos del diseño sobre el substrato. Para hacer un chip de computadora necesitamos crear líneas muy finas, así como Alois uso una punta súper fina para dibujar sus litografías. La clave es entonces dibujar con alta resolución. Resolución es una medida que nos dice cuán cerca podemos colocar dos cosas, una al lado de la otra y aún poder distinguir la separación entre ellas. En los chips se instalaran dispositivos llamados transistores it. Los transistor! es son tan pequeños que miles de ellos cabrían en la pluma de Alois.